Narra Paula
Por la tarde, mientras
esperábamos a que el resto viniera, decidimos estar descansando para poder
estar al cien por cien esa noche.
En un sofá estábamos Lottie,
Lou y yo, en el otro sofá estaban Harry, Fizzy y Daisy. Phoebe estaba haciendo
la croquetilla por el suelo todo el rato. Lou se durmió mientras veíamos
American Dad.
-¿Os parece si le
pintamos la cara a Boo? –preguntó Harry con
su mirada perversa.
-Síiiiii, síiii. –dijeron emocionadas.
-Pero Shhhh, -hice el gesto de silencio.- no hagáis ruido que si no puede despertase.
-¿Tenéis un
rotulador negro? –preguntó Harold.
-Sí, ahora lo
bajo. –dijo Lottie.
A los quince minutos Lou se
despertó, menos mal que nos dio tiempo a pintarle la cara Jajajajaja.
Al poco llegaron todos los
demás. Cuando le vieron la cara a Lou se rieron mucho e incluso hicieron
comentarios graciosos que él no entendía, lógicamente Jajajajaja.
-Como se nota que
ya tienes 21 ehh… -le dijo Zayn.- Si hasta te ha crecido el bigote y todo. –todos
nos descojonábamos y él nos fruncía el ceño a todos hasta que decidió mirarse
en un espejo.
-¡SOIS TODOS UNOS
CA…
-¡CAMPEONES! –dije yo antes de que pudiera acabar la frase.- Lou, hay niños delante… -dije mirando a las
gemelas.
Y así siguió la tarde. Llegó la
hora de arreglase y esa casa era un completo caos. Íbamos todos de un lado para
otro arreglándonos. Y encima éramos muchas chicas.
A las ocho y media salimos de
casa. En unos quince minutos más o menos llegamos al local.
Narra Louis
Al llegar a la fiesta saludé a
todos y me iban felicitando, habían familiares míos que las chicas e Izan no
conocían, así que los presenté, igual que con mis amigos.
Al rato de estar allí nos
sentamos y nos sirvieron la cena. Mis abuelos no paraban de preguntarle cosas a
Paula, ella le contestaba encantada a todo. La cena iba estupendamente, todos
comíamos y bebíamos entre risas. Llegó la hora del postre y sirvieron la tarta.
‘’¡Menuda tarta más buena!’’ según Paula, jajajaja. Los chicos me dieron sus
regalos, luego por orden me los fue dando el resto.
Al acabar de abrir todos los
regalos y comer la tarta pusieron música. Nos pusimos a bailar y a divertirnos.
-Voy a sentarme
un rato. –me dijo Paula. Me dio un pico y fue hasta la mesa
donde habíamos cenado, ahí estaba Cris y Harry sentados.
Narra Paula
-¿Ya te has
cansado? –me preguntó Harry nada más sentarme a su lado.
-Un poco, ¿y
vosotros? –dije mientras me servía agua en un vaso.
-Yo sí, es que
Mireia me agota bailando. –dijo riendo.
-Yo es que no
puedo más con estos tacones. –dijo Cris
señalando sus tacones.
Estuvimos un rato más hablando
los tres, Cris nos contó que las cosas con Niall iban súper bien, pero que no
creía que fuesen más que amigos algún día. Harold y yo la animamos a que
tuviese un poco de paciencia, ya que no hacía mucho lo había dejado con Brit y
todavía estaba un poco plof.
La noche pasó muy rápida. Los
chicos se quedaron a dormir en casa de Lou porque habían bebido y no queríamos
que volviesen a Londres sin dormir ni nada.
Al día siguiente, sobre las ocho
de la mañana todos volvieron a Londres, sus familias iban a pasar las Navidades
allí con ellos, incluso las familias de las chicas e Izan.
Nosotros nos quedábamos aquí
hasta el día siguiente, que volábamos a Madrid a pasar unos días.
-¡Louis! ¡Paula! –dijeron unas pequeñas voces saltando alrededor
nuestra.- ¡Levantaros ya! ¡¡Ha venido Santa Claus!!
-Venga vamos… -dijo Lou levantándose mientras bostezaba.
Las niñas salieron de la
habitación gritando emocionadas mientras nosotros nos levantábamos de la cama.
-Feliz Navidad. –dijo con una sonrisa acercándose a mí.
-Feliz Navidad. –lo rodeé por el cuello y nos fundimos en un dulce
beso.
-¡Pero vengaaaa! –dijeron las gemelas tirando de nuestros brazos.- ¡Es que si no estamos todos papá y mamá no nos dejan
abrir los regalos! –dijo Daisy.
Bajamos a rastras de las
gemelas y vimos que allí estaban todos tirados junto al árbol con sus regalos
al lado. Todavía había cuatro bajo el árbol. En dos ponía Lou y en los otros
dos Paula.
Cada uno fue abriendo sus
regalos, a todos nos encantó lo que teníamos. Lou me regaló una cámara nueva,
ya que la mía hacía cosas raras. Se apagaba y encendía sola y las fotos las
hacía como le daba la gana a ella. Yo le regalé la Play 3 con el juego de fútbol.
Le hizo muchísima ilusión. Parecía un niño pequeño Jajajajaja.
Después de abrir todos los
regalos, nosotros dos tuvimos que recoger nuestras cosas para volver a Londres.
Cogíamos un vuelo a las seis para ir a Madrid.
-Uff, ya estamos
aquí. –dije apoyándome en su pecho. Estábamos en un taxi
camino a casa de mi madre y mis hermanas.
-Qué día más
ajetreado. –dijo después de darme un beso en la cabeza.
Cuando llegamos a casa de mi
madre mis hermanas estaban preparando la cena. Que amables ellas jajajaja. Se
alegraron mil de vernos. Dejamos nuestras cosas en mi habitación y volvimos a
la cocina con ellas para ayudarlas. Acabamos de cenar y mi madre llegó a casa.
Estuvimos bastante rato poniéndonos al día y también nos dimos los regalos de
navidad. Lou y yo estábamos cansados así que nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente nos
levantamos sobre las diez. Desayunamos y nos fuimos de paseo por Madrid. Así
pasamos los días que estuvimos allí en Madrid. Cuando volvimos a Londres
celebramos fin de año con los chicos. Lo hicimos a lo grande, yendo a una súper
fiesta. Lo bueno de todo eso es que Niall y Cris ya tonteaban más. ¡Menos mal!
Todos nos alegrábamos mucho por esa GRAN noticia.
Estábamos a dos de Enero. En
esos instantes estábamos Lou y yo en su casa, vagueando en un sofá mientras
jugábamos a la Play. Estábamos jugando desde hacía horas, estábamos muy picados
jugando a fútbol.
-¡Yo no juego
más! –dijo dejando el mando a un lado y cruzándose de
brazos.
-JAJAJAJAJA ¡pero
no te enfades! –dije poniendo pausa y
sentándome más cerca de él con las piernas por encima de sus rodillas.- Todo el mundo sabe que soy más buena que tú jugando a
esto… -le di un pico y él ni se inmutó. Yo reí.- no sé por qué has accedido a jugar otra partida sabiendo que te iba a
ganar. –continuó callado.- JAJAJAJAJA.
-Yo no juego más.
–dijo al fin.
-Tú verás… -quité la pausa.- pero
yo voy a seguir. Yo de ti jugaba… -me miró alzando las cejas.
-¡Te voy a
ganar! -dijo quitando mis piernas de sus rodillas y cogiendo el mando.
Empezamos a jugar de nuevo
entre muchísimas risas más. Me ganó. Quedamos 2-4. Dejamos de jugar y nos pusimos a ver la tele.
-¿Te apetece que
salgamos a cenar o algo? –me preguntó.
Estaba sentado en el sofá y yo
tumbada apoyando las piernas en sus rodillas mientras él me hacía suaves
cosquillas en ellas.
-Es que no tengo
nada decente que ponerme… -sólo había traído
a su casa el pijama que me regaló su familia para Navidad (un onepice con
capucha que era como si fuese un oso. A él le regalaron uno igual.) y el
chándal que llevaba puesto.
-Si vivieras aquí
solo tendrías que subir arriba y cambiarte.
-Ya, pero no vivo
aquí.
-Sí, lo sé. –dijo y suspiró. Lo miré para que siguiera hablando.
Me miró durante unos segundos seriamente.- Solo
digo que podrías venir aquí a vivir. -¿qué?- O
incluso que podríamos irnos a vivir juntos a otro sitio, no hace falta que sea
en esta casa.
-Estás loco. –dije como si nada volviendo a fijar la vista en el
televisor.
-Lo que sea, pero
solo quiero que vivamos juntos. –dijo muy
serio. Se incorporó mejor en el sofá y siguió mirándome.- Paula. –me llamó. Lo miré y seguí sin decir nada.-
¿Quieres que nos vallamos a vivir juntos?
-¿Y cuándo te
vallas de gira que hago?
-Si no quieres no
pasa nada… -dijo volviendo la vista a la tele.
-Lou… -dije levantándome y poniéndome más cerca de él.
-No pasa nada
Paula, lo entiendo. –dijo sonriéndome.
-No Louis, sí que
pasa. –dije ladeando la cabeza y quedándome en silencio
unos segundos. Él me miraba atentamente.- Sí. Sí
que quiero irme a vivir contigo. –dije al fin.- Aquí,
en otro sitio, en tu coche, debajo de un puente… donde sea. –se quedó
unos segundos mirándome sin decir nada hasta que al final sonrió y con un gran
entusiasmo se acercó a mí y me dio miles de besos como si la vida se le fuera
en ello.
A los minutos de estar así,
cuando iba a quitarle la camiseta, me cogió de las muñecas para que parara. Lo
miré con cara de ‘’¿Qué haces? ¿Por qué
me paras?’’. Se despegó de mí levantándose del sofá y se inclinó. Me cogió
en brazos y me llevó hasta su habitación entre múltiples besos desatados, como
cuando los recién casados entran en su casa por primera vez.
[…]